La Asociación Rumania Trabajadora, con su sede en
Bucarest, a mi digno cargo, hace grata esta oportunidad para saludar la
reciente decisión del gobierno estadounidense que pone fin a algunas medidas
coercitivas específicas que, junto con muchos otros, causaron graves daños a la
economía cubana y a la vida en Cuba, por lo general, con grave efecto en la
población. Al mismo tiempo, opinamos que tales medidas llegan tarde, después de
haber causado un sufrimiento impensable al hermano pueblo cubano. Llega tarde
porque la medida se toma en los días finales de la actual administración y ya
se sabe que, en la próxima, muchas figuras siguen apostando a asfixiar al
pueblo cubano para producir un cambio de sistema.
Peor aún, el bloqueo sigue en pie, y se ha reforzado
numerosas veces desde 2016. Recordemos que, durante la crisis de la COVID, la
aplicación de las leyes del bloqueo impidió a Cuba obtener respiradores y
mascarillas para enfrentar la epidemia, con el triste costó de vidas humanas.
No olvidemos que el Bloqueo genocida afecta a todo un
pueblo, cuyo 80% o más nació después de su establecimiento. Esto no sólo
constituye un castigo colectivo injusto, sino también una violación de los
principios del derecho internacional y de los derechos humanos fundamentales.
Esto es también lo que dicen los distintos órganos de la Organización de las
Naciones Unidas.
Este bloqueo tiene un costo humano, pero también
económico, ya que representa una pérdida anual de 5 mil millones de dólares
para la isla. Debido a su carácter extraterritorial afecta incluso a nuestras
empresas y bancos a los que les resulta costoso hacer negocios con Cuba.
Me gustaría recordarles que Cuba fue azotada sucesivamente por dos huracanes
-Oscar y Rafael- que paralizaron el sistema eléctrico del país dos veces en
rápida sucesión y provocaron daños considerables. Y que recuperarse de esos
desastres naturales fue también más difícil debido a la falta de equipos,
materiales y recursos, que se les niegan o dificultan en virtud del Bloqueo. La
recuperación fue posible gracias a la resistencia de los cubanos, de los
trabajadores eléctricos y de la solidaridad de pueblos del mundo como China,
Rusia, Colombia y México, entre otros.
Las decisiones tomadas el 14 de enero por la
administración Biden demuestran que colocar a Cuba en esa lista, y aplicarle
sanciones que afectan a su economía y la vida de su pueblo, es una injusticia y
que debe cesar.
Por eso hay que hacer realidad y seguir haciendo
realidad la solidaridad internacional con Cuba, como ya lo hemos hecho en
varias ocasiones y aprovechamos esta oportunidad para mostrar nuestra apertura
a colaborar también con otras organizaciones de Rumania, a juntar nuestros
esfuerzos en tal sentido.
Viva el hermano pueblo cubano y su digna lucha.
Con el mismo cariño y la misma solidaridad militante,
Ciprian Dorel Pop
Secretario General
Asociación Rumania Trabajadora.
Bucarest, el 16 de enero de 2025
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